lunes, 8 de diciembre de 2014

Desmembramiento.

No tengo corazón.
Ni quiero.
No quiero tener un corazón para que me lo quiten, roben, secuestren, arranquen, rompan, quiebren, desgarren, acuchillen, cercenen, mutilen, tiren, defenestren, partan, aplasten, troceen, abrasen, destrocen, incineren, vendan, regalen o subasten.
Para que me quiten, roben, secuestren, arranquen, rompan, quiebren, desgarren, acuchillen, cercenen, mutilen, tiren, defenestren, partan, aplasten, troceen, abrasen, destrocen, incineren, vendan, regalen o subasten tengo cabeza, pelo, ojos, orejas, nariz, lengua, dientes, brazos, manos, dedos, costillas, pulmones, hígado, riñones, intestinos, piernas, pies, cerebro, huesos, cojones y vida.
El corazón me lo dejas donde está. No es para ti.
No tengo porque no sé donde lo dejé la última vez.
A lo mejor lo dejé en el banco, en tu calle, en tu portal, en tus manos, en tu pelo, en tus labios, en tu pecho, en tu ombligo, entre tus piernas.
Si lo encuentras, llámame.
Quiero escucharte una vez más antes de que me roben, secuestren, rompan, desgarren, acuchillen, cercenen, mutilen, tiren, defenestren, partan, aplasten, troceen, abrasen, destrocen, incineren, vendan, regalen o subasten.
No tengo corazón.

Lo tienes tú.

miércoles, 19 de noviembre de 2014

Hija de puta.

Ya tienes lo que querías:
alguien que te escriba y te haga eterna.
Llegarán las arrugas a tu cara,
seguirás siendo joven entre mis páginas.
Cuando tu cuerpo sea solo un jardín de huesos
quedarán folios y folios de color amarillento
recordando que fuiste musa y excusa de algún poeta
-aunque yo no lo sea-.
Pasarán los años y los domingos de otoño
mientras la madera de nuestro banco se pudre
a la vez que lo hace mi corazón.
Tú tienes lo que soñabas, eres inmortal en letras
yo quería quererte pero no me has dejado.

Y ahora lees esto,
ya tienes lo que querías
y yo no tengo nada.



Estarás contenta eh, hija de puta.

domingo, 16 de noviembre de 2014

Guerra fría.

Hablábamos de fuego sin saber que nuestros corazones se estaban incendiando y que nadie podría apagarlos jamás, desatábamos huracanes inflamables con la boca
y soñábamos por encima del nivel del mar.
Hablábamos, soñábamos, desatábamos...
Todo en pasado. El pasado de un presente que vivíamos juntos y tenía que dar paso a un futuro mejor, no a este mundo post-apocalíptico donde mi interior estalló como Chernobyl convirtiendo nuestros sueños en Prypiat. Hace mucho que no te veo, hace mucho que mis ojeras no se reflejan en tus ojos de diamante pero sé que estarás ahí fuera, desafiando a la ciudad y a la noche tu sola como siempre hiciste. Como siempre quise hacer contigo.
Tu rebeldía y tu inconformismo caminaban de la mano junto a mi prudencia, el temor a que la impetuosidad nos llevara a dar el golpe de estado en otras camas y nos quedáramos a las puertas del infierno que no incineró nuestros huesos. Ahora tu corazón es el muro de Berlin y el mío, el bloqueo contra Cuba, resisitiendo al imperialismo que encarceló al amor en Guantánamo.
Hablábamos de fuego hasta que llegó el invierno con esta Guerra Fría y nos olvidamos de arder, nos olvidamos de soñar, nos olvidamos de ser dos.

miércoles, 12 de noviembre de 2014

Viviendo de ojalás.

Ojalá un pico de heroína circulando por todas las venas, arterias y capilares de mi cuerpo.
O una raya de speed para pasar las noches en vela.
O un tiro de coca que alivie todo este dolor.
O unas caladas a un porro que me evadan del mundo.
O metadona para superar el síndrome de abstinencia que me has dejado.

Ojalá una reyerta donde vuelen las sillas y las botellas para que, ciego de adrenalina, le pegue un navajazo en los riñones al primer imbécil que se ponga por delante.
O una pelea para partirle la cara al tio al que escribes.

Ojalá una borrachera para olvidarte y amanecer con resaca (pero sin ti) en cualquier portal de tu calle.

Ojalá un polvo de una noche con una desconocida para ponerle tu cara, aunque sus labios no sean los tuyos.

Ojalá tu saliva circulando por todas las venas, arterias y capilares de mi cuerpo.
Ojalá pasar las noches en vela con tus besos.
Ojalá tus caricias aliviando todo este dolor.
Ojalá tu compañía para evadirme del mundo.
Ojalá vuelvas y se acabe de una puta vez este mono.
Ojalá me claves las uñas en los riñones, ciega de adrenalina.
Ojalá sea yo a quien escribas.
Ojalá despertarme en tu cama, sin resaca y a tu lado.
Ojalá me folles todos los días como si fuera la segunda vez.

Porque quién necesita
drogas,
peleas,
alcohol
o sexo ocasional
teniéndote a ti;
que transmites
todas sus sensaciones
a la vez.

domingo, 9 de noviembre de 2014

Poesía.

¿Qué es poesía? Poesía no es ella mientras clava en mi pupila su pupila azul porque su pupila es marrón.
Realmente no sé lo que es la poesía, nunca busqué la definición en diccionarios ni le pregunté a mis profesores de literatura por su significado; siempre preferí descubrirlo por mi cuenta.
Leí a Becquer, Quevedo, Espronceda, Machado, Miguel Hernández... esos son poetas, los mejores dicen, pero hasta que no la conocí no supe lo que era realmente la poesía.

Poesía son sus besos y la constelación que forman sus pecas.
Poesía es el ordenado desorden de su pelo y el rock suave de su risa.
Poesía son sus eses, sus sonrisas espontáneas, sus abrazos ejerciendo presión sobre mis costillas como si quisiera desenjaularme el corazón.
Poesía no es lo que escribo, poesía es lo que ella me hace escribirle.

Por eso, sus pupilas no preguntan qué es poesía al clavarse en mis pupilas; directamente dicen "bésame, yo soy poesía."

miércoles, 29 de octubre de 2014

Los ochenta.

Cada dia que pasa
te veo más guapa
y más lejos.
No son sólo kilómetros.
Sesenta.
Setenta.
Ochenta.
El tren llega
y no estás tras la puerta.
No sólo son kilómetros,
son cien inviernos
que tu corazón rodean.
Cien.
Noventa.
Ochenta.
El tren azul llega
y quiero pensar que estás,
tras la puerta.

domingo, 26 de octubre de 2014

Alas mojadas.

Me mojaste las alas con tus lágrimas de océano y ya no puedo ir a buscar la revolución en otros desiertos.
Vivo en la sublimación eterna de mi corazón de hielo, que se adentra directamente en tus pulmones. Entre nicotina, tetrahidrocannabinol y veranos espontáneos.

Ya no sé volar
ni vivir
no tengo nada que lata
al ritmo de tus pasos inestables.
Se me olvidan los carpe diem
y las palabras que dices.
Sobretodo las que dices
cuando no estás diciendo nada.

Estoy atado a ti como el reo atado al lazo de la horca - no el lazo que adorna tu pelo, tu pelo que alimenta mis sueños.- Dile al verdugo que acabe ya con esto o sé tu mi verdugo de cabello negro. O sé tú mi amante incandescente, mi amante que no me ama y que por eso, me mata sin ganas.

Si este es mi último dia
solo pido
de rodillas, si hace falta,
besarte una vez más
aunque no me quieras
y sea por eso que me matas
sin ganas.

miércoles, 22 de octubre de 2014

Texto incompleto

Huele a tierra mojada y la tarde está mas triste que nunca aunque haya muerto un banquero. Espero que no sea el último porque estoy intentando ver en este mundo un lugar justo pero tu no me besas y todo me parece menos amable, menos humano. Más raro.
Que llueva. Que llueva mucho, que se limpie el polvo de los coches y, ya que estamos, el corazón de la gente. Que llegue el frío gélido y traiga unos brazos cálidos que me agarren fuerte cuando la calle esté vacía y mi estado de ánimo a bajo cero, unos brazos que se queden a mi lado en las alergias de primavera y el calor del verano.

domingo, 19 de octubre de 2014

Mi desastre favorito.

Fuiste mi catástrofe frustrada, el volcán apagado que nunca hizo estallar mis venas. Eras el riesgo constante, las señales inequívocas que preceden un desastre. Mi desastre favorito. Desapareciste con una maleta, un billete de avión y la promesa de un puñado de besos en una noche de San Juan pero en el viaje de ida olvidaste los besos, las promesas y en el de vuelta te olvidaste de mi cómo yo me olvidé de ti. Los dos nos olvidamos.
Hoy te estoy volviendo a recordar después de emborracharme entre tus ojos, drogarme con el roce de tu cuerpo y soñar con leer en braille cada una de tus páginas. Palabra por palabra, lunar por lunar, beso por beso. Quiero que vuelvas, que no vuelvas a caminar sola, que aquellos meses vuelvan a ser nuestros aunque el invierno esté llamando a la puerta.

Quiero sentir tu rabia, besarte el alma, leerte en braille y hacerte soñar despierta.
Quiero que vuelvas, que la lluvia haga que sea Londres en Plasencia, masturbarte los cinco sentidos y secar tus lágrimas (aunque no las tengas)

miércoles, 15 de octubre de 2014

Canción para cuando la guerra empiece

Mañana,
cuando la guerra empiece
tu serás mi trinchera,
bunker y baluarte.

Las banderas ondearán
al movimiento de tu pelo
y mis enemigos
se rendirán ante tu belleza.

No habrá beligerantes,
himnos nacionales,
comandantes, rangos
y tampoco ofensivas tácticas.

Abandonaré las armas,
no tendré más ideología
que la del amor kamikaze
por un cuerpo de mujer.

Mañana,
cuando la guerra empiece
ellos me fusilarán al alba
pero yo sólo moriré por ti.

domingo, 12 de octubre de 2014

Otra noche sin dormir.

A lo mejor es insomnio o a lo mejor son las tres horas de siesta que me he pegado después de comer. No tengo ni puta idea. El caso es que son las 7:27 de la mañana y estoy apoyado en la ventana viendo al sol salir por el valle.
Los primeros rayos inundan los tejados y, a mí, el romanticismo de los amaneceres me da las mismas ganas de dormir como los atardeceres de follar asi que probablemente, cuando acabe esto, cerraré el cuaderno y me iré a dormir. A dormir en una cama vacía una vez más. Donde no está tu cuerpo tapado por una fina sábana blanca como si esto fuera la escena de alguna de tus películas de amor favoritas. Pero aquí estoy yo, más parecido a Christian Bale en 'El Maquinista' que a Richard Gere o Mario Casas.
Veo a un búho en el tejado de enfrente y me mira, somos parecidos: él vive de noche y duerme de día, yo escribo de noche y sueño de día. Sueño contigo, con volar, con quemar la página y saltar por esta ventana para acabar dándome de bruces con tu almohada, pero el búho ya se ha ido y tu cama no existe porque tú tampoco existes, solo en los sueños que tendría si estuviera dormido.
Se acaba la página y empieza otro dia, otro día igual. Podría ir al baño para masturbarme pensando en que esta noche tampoco he hecho el amor como siempre soñé, con un te quiero al final. Podría encender la tele, con suerte emitirán 'Dragon Ball'. Podría salir a la calle a buscarte por las esquinas, esperando que estes camino del instituto o la universidad y nos choquemos por accidente para mirarnos a los ojos y enamorarnos el uno del otro (aunque sé que nadie se enamorará jamás de estas ojeras).
Me tumbo en la cama, son las nueve de la mañana. En casa mi padre ya se habrá ido a trabajar y yo mientras escribo cartas sin dirección a una mujer que no he conocido y cuyos ojos llevo imaginándome veintidós años. La próxima noche espero dormir contigo.
Espero dormir bien.
Espero dormir.
Espero.

miércoles, 8 de octubre de 2014

Ajuste de cuentas.

Mi amor es un ajuste de cuentas
o un rumor infundado.
Otra noche sin ti.
Borradores de besos.
Días de autodestrucción.
Versos en algún portal.
Peces muertos a orillas de mis lágrimas.
¿Y tú donde estás, sirena?
Te espero en el templo de los fracasos.
Pasa y deja abierta la puerta
para cuando te vayas.

Todas se van.

domingo, 5 de octubre de 2014

Cansado.

Sus muertos. A la mierda con tó. Me he cansado de esperarla para que no llegue.
Me he cansado de perder el tiempo en estaciones de tren en las que no baja nunca. Me he cansado de esperarla bajo la lluvia, frente a su portal, con un ramo de rosas en una mano y veinte pavos de yerba en el bolsillo.
Un mal día me dijo:

- Espérame. Déjame un par de plenilunios en la mesilla de noche y un beso de buenos dias en la mejilla. Voy a quitarme la coraza y el maquillaje. No tardaré mucho.

Pero nada. Mentía. Ella mentía y yo me lo creía todo. Hacíamos buena pareja.
La esperé durante trescientas sesenta y cinco tormentas seguidas, con la mirada fija a la calle por donde vi su culo por última vez. Nunca aparecía. Su móvil daba señal pero al otro lado nunca contestaba aquella mujer de pelo color carbón y voz dulce a la que el destino puso debajo de mi árbol de Navidad un seis de junio. No decía "te quiero" con esa cara de ardilla tímida ni respondía a mis palomas mensajeras. Aquella no era la misma, a lo mejor apunté mal el número.
Siempre me canso de aguardar y vuelvo a la cama dispuesto a cambiar de costumbres. Quiero dejar de comprar flores, de esperar en estaciones fantasma, quiero dejar de volver a la calle por donde se fue. Pero no puedo, yo siempre vuelvo y ella no. Hacíamos buena pareja.

miércoles, 1 de octubre de 2014

Polvo de nieve.

Abro los ojos en un iceberg
si sueño con labios
que no tuve nunca.

Vivo por costumbre
más que por ganas,
y
muero más por ella
de lo que lo haría otro hombre.

Me dejo la piel a trozos
encima del colchón,
inhalando polvo de nieve,
arañándome la garganta
y
le grito silencios a la oscuridad
mientras me abro el pecho.

Ven.

Sigo esperándote.

domingo, 28 de septiembre de 2014

Noche perfecta.

Llueve, truena y caen rayos. Es una noche perfecta.
Mañana Inés se despertará con un texto enorme al que ponerle comas. Yo también debería ponerle comas a mi vida, dejarme de tanta letra, tanta frase, tantos versos. Tengo que ponerle puntos a lo que escribo y tengo que ponerle puntos a mi corazón.
Poner puntos de sutura que cierren de verdad todas las heridas que crea el lento transcurrir de los años y el fugaz paso de esas personas que dejaron de ser imprescindibles en tu vida para convertirse en simples desconocidos. Por su culpa, por la mía, por la tuya, todos cometemos errores aunque nadie se señale a sí mismo. Nadie se mira en el espejo y dice: Yo la cagué; fue culpa mía.
Ahora que ha muerto otro verano volverán las tardes de lluvia y la capucha, volveré a cruzarme con aquella persona que me importó tanto y a la que nunca se lo dije, ni siquiera cuando se fue. Volveré a cruzarme con ella y a agachar la cabeza o a mirar para otro lado intentando fingir que no la he visto. Intentando fingir que no la he necesitado nunca, que nunca necesito a nadie, que yo solo puedo con todo mostrando mi puta fachada de flipao al que se la suda todo.
El temporal está perdiendo fuerza y esto no son lágrimas, son los restos de lluvia colándose por las goteras de mi cuarto. Es lo bueno de las tormentas, que te calan, lo sueltan todo con mucha fuerza pero pasan. Casi siempre pasan.

miércoles, 24 de septiembre de 2014

Sin título.

Tengo la cabeza llena de pájaros enjaulados
y en mis bolsillos hay juguetes
de cuando era niño
por si me canso de esperar en la fila de los hombres buenos.
Tengo espadas de madera, coches de aluminio, muñecos de acción y sueños de plástico;
para recordar que mamá ya no me peina,
papá no me baña
y la abuelita se fue a verme crecer desde alguna estrella.
Mi infancia se fue volando
con las palomas que teníamos en el patio
algún invierno, algún verano.
Me alimento a base de recuerdos
y vivo en un pasado
donde mamá me peina, papá me baña
y la abuela me ayuda a completar alguna colección de tazos.

domingo, 21 de septiembre de 2014

Bukowski, Iniesta

Estoy leyendo a Bukoswki, escuchando Extremoduro, buscando la frase perfecta para no tener que escribirla yo. Me puede la pereza. Me puede y por eso no salgo a la calle a buscar un cuerpo y una mente cuyas piezas encajen con las mías, como tampoco me meto en la cama con quien no me llena.
Quiero una rutina de desayunos en la cama, de sexo a las 2:12 cada día, de viajar a un lugar diferente cada fin de semana para tener, por ejemplo, sexo a las 2:12 de la madrugada en una habitación que no es la mía. Todo eso con una mujer distinta metida dentro del mismo cuerpo, que evolucione cada día como persona mientras me ayuda a mi a hacer lo mismo. Si, creo que eso es lo que quiero.
Me levanto cada mañana pensando que junto a mí hay una figura de pelo negro a la que abrazarme pero, al abrir los ojos, me doy cuenta de que la cama está vacía y esa figura aún no existe en mi vida. Entonces, al verme tan solo entre tanta oscuridad, siento miedo. Siento el mismo miedo que me produce mostrar mis debilidades, yo, que voy de tipo duro que no sale en Los Mercenarios 3 prefiero que nadie las vea.
Voy a seguir leyendo a Charles Bukowski, escuchando a Roberto Iniesta, buscándome a mi mismo. Luego, venceré a la pereza para ir a buscar a alguien con quien compartir mis ruinas, mis rutinas. Espero que ella me inspiré y así encontrar la frase perfecta.

miércoles, 17 de septiembre de 2014

Kilómetro 0.

La persiana está bajada,
las cartas en el buzón
y las copas llenas de whisky
para celebrar una derrota más.
Se avecinan tiempos inciertos,
días muertos,
horas de trescientos sesenta millones de segundos
y segundos queriendo convertirse en primeros.
Tú estarás sentada en un portal,
apurando el último cigarro
antes de comprar más
en el bar de la esquina;
Y yo en el kilómetro cero de otras piernas,
soñando besar las tuyas
como beso el camino de las utopías que pisas.

domingo, 14 de septiembre de 2014

Otoño.

Se agota el calendario y cada dia oscurece antes. Hoy he visto a la primera hoja mecerse suavemente en el aire para acabar posándose con elegancia en el suelo.
Dentro de unas semanas otro otoño viendo como el viento desnuda a los árboles.
Lástima que tu no seas viento.
Lástima que yo no sea árbol.
Volverá el frío y esquivaré los mismos charcos que antes pisaba con mis botas de agua. Pasearé por la ciudad, empapada por un acogedor olor a humo, sin una mano a la que agarrarme, sin una cintura que hacer mía y a la que desnudar como el viento hace con los árboles.

miércoles, 10 de septiembre de 2014

Nadie más.

He vuelto a tu ciudad,
a esa plaza,
y en las escaleras
no estan tus ojos.

Y falta aire
y sobra gente.
Rostros desconocidos,
ausencias.

Sin ti...

Los rincones del centro
nos recuerdan,
o eso quiero creer.
No concibo este lugar
sin ti.

Volví a tu ciudad
y faltabas
y faltaban tus labios.
Sólo estaba yo.

Nadie más.

domingo, 7 de septiembre de 2014

Sin sentido.

Quería escribir sin estructura, sin sentido. Una frase aquí porque me da la gana, otra aquí porque queda bonita y esta porque me sale de la polla. Así de claro, así de simple y así lo hago porque como escribo yo, yo mando.
Recorrí todos los rincones de la ciudad buscando amor, pero estaban tan vacíos como mi vida hasta antes de encontrar algo que mereciera la pena. He caminado por las calles buscando una cara que se enamorara de mí a la vez que yo me enamoraba de ella y es jodidamente dificil, todos esos rostros son grises, como con ganas de llover.
Lloro por dentro desde que se fue mi abuela y me da rabia que la gente piense que no siento, ni lloro, ni estoy roto por dentro, pero estoy seguro de que, si me agitan, suenan trozos como un sonajero. Así que ahora dime quién va a juzgar todo este torbellino de palabras y frases sin sentido que se escriben solas al amanecer.
El sol saldrá por el este y en el oeste no habrá ni indios ni vaqueros para desgracia del niño rubio que llevo dentro, que no me contesta porque mamá le enseñó a no hablar con desconocidos... Aunque yo le conozca mejor que nadie porque somos la misma persona, preguntándonos por dentro en qué momento se torcieron nuestras vidas. Y si, mi vida tuvo que torcerse en algún momento para haber llegado a un punto en el que caen lágrimas mientras escribo y la mano tiembla como cuando estoy nervioso antes de leer en público.
Una vez publiqué la introducción a un kaos aunque nunca escribí sobre ninguno. Y ahora, que vomito sobre vuestro sucio corazón y ahí fuera rugen tormentas imaginarias, vuelvo con una amarga introducción a mi kaos compuesto por basura cósmica.

domingo, 3 de agosto de 2014

La triste historia de...

Es la triste historia de las mañanas desaprovechadas, las tardes sin planes y las noches sin ti. De como mi mano busca, con un movimiento reflejo, rozar tu piel, sin éxito.
Mi cama me cuenta que le falta aunque ella nunca ha conocido el olor de tu pelo en la almohada, ni el tacto de tu cuerpo sobre las sábanas. Pero le faltas. Me lo dice y yo la entiendo mejor que nadie. A mi también me faltas, llevas faltándome toda la vida. Me faltabas cuando otra me hacía reir, cuando otra me hizo llorar; cuando el mundo se me caía encima y la pared fue el único apoyo que tuve. En esos momentos pensaba en ti.
Pensaba que si existías. ¿Dónde estabas? ¿Como eras? ¿Pensarías en mi? ¿Te encontraría pronto? Pensaba en ti cuando no te conocía, te quería antes de ponerte cara o voz. Soñaba contigo como si fueras una sombra que se soltaba de mis brazos en las peores pesadillas de mis peores lunes.
Ahora ya has llegado tú, con tu música alternativa, y el mundo me parece un lugar un poquito mejor aunque sigan cayendo bombas, niños mueran de hambre y no me despierte cada mañana viendo tu pelo despeinado sobre mi almohada (que me cuenta que le faltas aunque no te conozca).

martes, 17 de junio de 2014

La del temporal.

Cuando volví a entrar allí lo encontré todo desordenado.
Los cristales rotos por el suelo llenos de suciedad. Los posters que antes adornaban las paredes ahora estaban rajados por la mitad, descoloridos, apenas sostenidos por unas chinchetas oxidadas. Los libros descolocados y con páginas arrancadas formaban una estampa terrible. Las cortinas estaban hechas jirones, las sábanas raídas y al colchón lleno de agujeros se le escapaba el relleno. 
Había cartas de amor quemadas.Dibujos a los que nadie había dado color, hechos pedazos. Las paredes anteriormente pintadas por un brillante azul eléctrico ahora habían perdido su electricidad y aparecían numerosos desconchones. El techo se caía, la bombilla de la lámpara estaba rota, el armario apenas se mantenía en pie con las puertas astilladas y los cajones abiertos. El temporal no había dejado nada.

Entré allí y lo encontré todo desordenado. Roto. Abandonado. Sucio. Era la primera vez que miraba dentro de mi tras el paso del huracán que llevaba tu nombre.

martes, 10 de junio de 2014

PGR Granada.

A Paola. Por ser la única que me ha demostrado que realmente merece la pena.




Soñábamos con vivir allí y perdernos por sus calles. Visitar La Alhambra y besarnos en cada una de las 124 columnas del Patio de los Leones mientras los doce leones nos rugían con envidia, porque ellos no se podían tocar.
Quizás por eso alquilamos un viejo ático junto a la plaza de Joe Strummer (el sueño de mi vida) y escuchábamos a The Clash, 091, Supersubmarina... mientras tú pintabas cuadros de atardeceres rojos sobre Sierra Nevada apoyada en la ventana, con toda la cara manchada de pintura (igual que la camiseta que usabas, siempre era mia) y yo escribía canciones que siempre hablaban de ti. Paseábamos toda la noche por el Albaicín y bebíamos litros de cerveza en cualquier banco de cualquier parque. Después, cuando el dia empezaba a nacer, nos tirábamos sobre ese colchón que teníamos por cama. Algunos sábados nos montábamos en el viejo Ford de tercera o cuarta mano que compré para ir hasta el olivar donde se supone que está enterrado Lorca, una vez allí leíamos sus versos hasta que la falta de luz impedía distinguir las letras. Alma, ponte color naranja; alma, ponte color de amor.
No vivíamos con horarios ni agobios. No nos preocupábamos por el dinero, la cartera se llenaba conforme la íbamos vaciando. No nos preocupábamos de la comida, la nevera se llenaba conforme la íbamos vaciando.
Fue la mejor época de nuestra vida. El Paseo de los Tristes nos tenía envidia porque éramos felices, porque cenábamos en lo más alto de la Torre de la Vela y tú le hacías la competencia a la ciudad con unos ojos más bonitos que toda Granada entera.

domingo, 8 de junio de 2014

La radio de la cocina.

Me bebo el Colacao a tragos cortos mientras, de pie, miro los platos sucios a través de unos ojos con legañas. Los grumos me hacen toser mientras, en la radio de la cocina, suenan canciones pop: letras banales pero increíblemente pegadizas de las que invitan a pensar. Porque vale, los 11:44 minutos que dura el Segundo movimiento de La ley innata (Lo de fuera) te hacen replantearte la vida pero los casi 4 minutos de Rosas también te llegan un domingo y eso que yo nunca he sido muy de La oreja de Vang Gogh. Será la resaca.
Resaca... tal vez ella tenga la culpa de que el Colacao me sepa a puta mierda; al igual que el kalimotxo de anoche tendrá la culpa de que me haya pasado media hora sentado en la taza del váter. Ya sabéis. Anoche fue de estas de ponerle cara de otra a la tia que me estaba besando, de caricias por encima de un sujetador y debajo de unas bragas, de follar sin protección o amar sin amor.
Los sábados son así, sales con tus amigos a pasarlo guay pero te descuelgas... acabas con una desconocida en cualquier portal y mientras la miras a los ojos con los pantalones bajados estas pensando en como pasar de su culo cuando acabes. Y lo harás por despecho, por culpa de quien te partió lo de dentro o será por ser un cabrón. Quien lo entienda que me lo explique.
Y es que las canciones pop nunca hablan de eso, ni lo harán. La gente prefiere escuchar historias perfectas en vez de turbulentos encuentros de sábado noche y adiós, muy buenas, ha sido un polvo de la hostia pero estoy enamorado de una que estará enamorado de otro. O vete tú a saber.
Te pueden venir a la cabeza muchas cosas escuchando Kiss FM en la radio de la cocina mientras te bebes un Colacao caliente cualquier domingo con resaca de kalimotxo... Ahora suena Amaral y eso, que yo esta noche sólo muero por mi.*








*NOTA DEL AUTOR: Esta es una historia TOTALMENTE ficticia. Cómo dice la Canción del valor "el mejor poeta se muere por decir una palabra soez", el que escribe las canciones de La oreja de Van Gogh envidia al Robe por poder hacer una canción de amor que se llama Puta y yo les envidio a todos ellos porque escriben mejor que yo. Sabed que a veces me canso de escribir preciosas historias de amor que nunca he vivido y escribo una historia de no-amor que tampoco he vivido. Pero bueno, escribir ficción también es escribir puesto qué detrás de cada mentira hay una realidad (y un par de amigos diciéndote que no escribes cómo hablas).

miércoles, 4 de junio de 2014

Ciudad agonizante. La llamada.

Sonaba London Calling en mis cascos aquella tarde de mayo. Era un día frío al que se le notaban ganas de llover y yo estaba sentado en un banco cualquiera de un parque cualquiera esperando a Luismi, como siempre. La gente paseaba en unos ruidosos coches que ahogaban las llamadas de la ciudad agonizante. Lo escuché en el silencio de la pausa que hay entre una canción y otra. La peña que pasaba por allí no podía escucharlo porque estaba demasiado ocupada preocupándose por sus cosas; pero yo sí, yo percibía aquello. En aquel momento no me preocupaba por nada ni por nadie. Estaba decepcionado con una ciudad que no me dejaba cumplir expectativas de ningún tipo.
Aquel ruido parecía un rugido desde dentro del asfalto, el crujir de todos los edificios, el crorotar coordinado de todas las cigüeñas. El alma de una ciudad que tenía tantas ganas de huir de ella misma como las tenía yo, harto de ver todos los dias las mismas caras. Llevo 22 años aquí y he de decir que vivir en un sitio de 42.000 habitantes en el que reconoces a casi todo el mundo suele resultar demasiado aburrido.
Justo cuando esa llamada empezó a ser más nítida y podía entenderse con claridad, comenzó a llover. La ciudad volvió a quedarse muda y yo corrí a refugiarme bajo un balcón.

No he vuelto a pararme para escuchar a la ciudad, supongo que me interesa más salir de aqui que oir lo que me quiere decir. Igual si un día estáis libres de exámenes, sin agobios, despreocupados de todo y os sentáis a escuchar, podréis oir la llamada de este lugar que se queja porque políticos y mentes medievales se  encargaron de convertir una ciudad "para placer de Dios y los hombres" en una jaula de asfalto y hormigón, en la peor ciudad del mundo.

domingo, 1 de junio de 2014

Gatos negros (otra vez lo mismo)

A veces me estrechabas entre tus brazos mientras decías que me medio querías y, por primera vez en mi vida, me sentía afortunado. De eso ya hace tiempo. Ahora... ahora estoy viendo amanecer sin ti, desde la esquina de mi calle, y a mi fortuna se le siguen cruzando gatos negros.
Y eso tía, que te piraste y yo lo he escrito mil veces y otras mil que me quedan. Se jodieron todos los  pactos no escritos, te fuiste muy lejos. Lejos de los planes que no nos dio tiempo a cumplir. Tan lejos que nos separan calles, barrios, ciudades, montañas, kilómetros de carreteras, siete mares, un par de planetas y unas cuantas galaxias muy lejanas.
¿Sabes? Siempre me gustaron las tias con carácter. Las que te tiran los platos a la cabeza en una discusión, las del tortazo y el beso. Las que son como tú aunque tú no seas como ninguna. Y sabes de sobra lo mucho que te echo de menos, lo sabes desde que escribí que me habías dejado pegando un portazo mientras sonaba 'La vereda de la puerta de atrás'. Si, esa historia que exageré hasta el punto de quedar perfecta, con todo su dolor y su rabia, con todo mi dolor y mi rabia.
Pero cada vez escribo peor y cuando escribo algo bueno presiento que estoy desperdiciando el poco talento que tengo en algo que no me acerca a nada, que no me acerca a ti. Cuando cada letra que escribo es un paso más lejos de todos los lugares a los que quiero llegar. Así es esto, así es este desastre.
Y ahora que lees estas líneas, que vuelvo a escribir por ti, deberías saber que te esperaré siempre porque fuiste demasiado para mí. Porque estabas entre mis brazos mientras yo te miraba y me preguntaba qué coño hacía una chica como tú con un tío como este; y ahora todo este desastre de tío, todo lo bueno que puede haber dentro de mi, te necesita por haber sido todo lo bueno que en su dia tuve (aunque no te lo creas, aunque no sepas por qué, aunque aún sigas sin creertelo).

miércoles, 28 de mayo de 2014

Algún día.

Algún día abrirás los ojos y descubrirás las miles de señales que te he escondido entre líneas. Algún día sabrás lo mucho que te quise sin apenas conocerte. Ese día diluviará sobre tu ventana y las tormentas imaginarias se harán realidad. Saldrás a la calle sin paraguas y cuando la primera gota de agua caiga sobre tu cara, recordarás que un día existí yo, que quería darte lo mejor del mundo.
Algún día abrirás los ojos y descubrirás lo mucho que me echas de menos; para ese día procuraré estar lejos de ti pero llámame. Volveré corriendo.

domingo, 25 de mayo de 2014

Extremoduro.

Se abrió un claro entre los focos y Dios salió de un contenedor industrial para darnos el mayor espectáculo de nuestras vidas.
Es difícil describir con palabras lo que transmite Roberto Iniesta Ojea sobre un escenario, pero supongo que me toca intentarlo.
Dieciséis mil personas hicimos ayer de un concierto nuestra final de la Champions personal. Haciendo de cada canción un himno. Con Robe cómo eterno capitán y Uoho cubriéndole las espaldas. Grandes Extremoduro y niños nosotros, mirándoles emocionados a través de unos ojos brillantes cómo si fuera la cabalgata del dia de reyes. Reyes del rock español y el Rey de Extremadura arropado por sus paisanos que le pedían Extremaydura (A mi el animal que más me gusta sois vosotros, nos dijo) 
Ensanchamos el alma para recibir cada una de las palabras que emitían las cuerdas vocales del Robe "Vosotros ya sabéis, que estáis en un país libre, podéis hacer lo que queráis. Eso sí, que no os vean." y lo que en ese momento queríamos era vivir la mejor noche de nuestra vida, cosa que conseguimos gracias a ellos y a los amigos que nos rodeaban, porque aparte de ver a mi grupo favorito, lo hice con mis mejores amigos y eso es inmejorable.
Con un "¿Donde están mis amigos?", Robe nos dio la sorpresa de la noche tocando la las andanzas de Pepe Botika que valía por todos los clásicos que se quedaron fuera del repertorio (Bribriblibli, Deltoya, A fuego, Quemando tus recuerdos y mi queridísima Hoguera fueron de las que mas eché en falta) y puesto a hablar de clásicos: empecé a sudar con Sol de invierno; lloré con La vereda de la puerta de atrás; me desgarré la garganta en Salir; volví a llorar con Jesucristo García y salté cómo nunca con Puta. Más que puta.
Extremoduro, leyenda viva del rock nacional. Roberto Iniesta, paisano, nacido en una de esas ciudades (era de Plasencia, me parece que decía) de las que nadie espera que vaya a salir un poeta o el mejor músico del rock urbano español (con el permiso de Rosendo). Nosotros, jóvenes que nos hemos criado con Extremoduro les estábamos viendo por primera o segunda vez (espero que tengamos mas posibilidades) Cáceres, el lugar elegido para dar un paso más en nuestro camino de las utopías. Así fue cómo todos juntos cómo hermanos repartimos amores, lágrimas, sonrisas y salimos de aquel estadio abrazándonos, celebrando la mejor noche de nuestras vidas.

miércoles, 21 de mayo de 2014

Tipos duros.

Me movía por la ciudad como quien va saltando de una mina antipersona a otra sin que le exploten, creyéndome el rey del mundo. Asi me sentía. Caminaba por las calles parando balas con el pecho y te juro por Dios (o por la divinidad en la que creamos los tipos cómo yo) que si aquellos días hubiera llevado capa roja habría echado a volar.
Me sentía un tipo duro, con la sonrisa de Bruce Willis; un intocable. Creía poder comerme el mundo entero en el Colacao del desayuno. Nadie iba a poder conmigo, era un puto superhéroe y tenía a mi chica esperándome para ir convertir toda la ciudad en cenizas.
O por lo menos así me hacías sentir.

(Al final las minas antipersona si explotaron; las balas no se paraban en mi pecho y entraban hasta adentro; no volé, yo no era Superman; y ella desapareció, haciéndome sentir cómo el tipo duro más blando del mundo.)

domingo, 18 de mayo de 2014

De errores y portazos.

Saliste del piso dando un portazo y con la maleta en la mano. Sabía de sobra que no ibas a volver. Supongo que, aquella noche de abril, nuestros orgullos se enfrentaron en una batalla de resistencia y al final ganó el tuyo.
Te enfadaste por mis malos modos o por mis respuestas bordes o por mi falta de romanticismo o quizás por mil cosas mas; soy experto en dar motivos. Motivos para que me quieran, motivos para que me odien, motivos para que piensen que soy lo mejor del mundo y si, también motivos para que me dejen con un portazo como punto y final a una conversación a voces.
A lo mejor ahora tienes novio nuevo y vida nueva, a lo mejor vives en Madrid o en Barcelona o en Londres. Siempre quisiste ir más allá de una ciudad de 40.000 habitantes y yo te lo impedía. Pero conoces mis razones porque te las expliqué mil veces: no sería capaz de escribir nada en condiciones sin tener cerca el rumor del Jerte o las pelusas de los chopos en primavera, cómo tampoco soy capaz de escribir si no estás aqui. Esto es una excepción.
¿Sabes? Aún siguen los platos de aquella última cena puestos sobre la mesa y en el equipo de música la última canción que sonaba antes de que tus voces se elevaran por encima (Extremoduro; Yo, minoría absoluta; La vereda de la puerta de atrás; minuto 2:12). Aún siguen tus cajones abiertos y nuestras fotos clavadas en la pared. Aún sigue tu recuerdo en mi cabeza; el recuerdo de tus besos, de tus abrazos, de tus caricias, de tus orgasmos, de tus mamadas. Todo, tia.
Todo sigue igual, Excepto yo. Excepto mi corazón que es siniestro total, como aquel grupo que nunca llegaste a entender. Seguro que si me agitas sueno a roto por dentro o como el sonajero que no compramos para el hijo que no tuvimos. No sé cómo estarás tú, no sé si me echarás de menos o si piensas que fui el mayor error de tu vida. Ese error que no supo darte todos los lujos que querías aunque si supe darte un amor mediocre para alguien tan inconformista.
No he vuelto a salir con nadie desde que te fuiste. No cojo el teléfono a mis amigos y tampoco contesto a los mensajes de las chicas. Después de ti todo me parece insuficiente.
No sé si algún dia leerás esto o volveremos a vernos, a lo mejor alguien lo convierte en una canción y lo escuchas cualquier noche de fiesta sin querer. Para entonces espero que sepas que te quiero y que cada día sin ti se me hace largo como un invierno sin chimenea.*





















*Nota del autor: Igual esto está un poco exagerado y ella no se fue asi; igual todo sucedió por WhatsApp y no fue tan romántico; igual no la quise tanto (o si); igual no fue culpa mia; igual no echo de menos sus mamadas porque no me la chupó nunca; igual nunca se fue porque nunca estuvo del todo.
Vosotros pensad lo que queráis, yo os dejo decidir.

jueves, 15 de mayo de 2014

Para esto y lo otro.

Te quiero
para el dia en el que se acabe el mundo y para cuando empecemos con el nuestro.
Te quiero
para ver películas juntos y ofrecerte palomitas hasta que no puedas comer más.
Te quiero
para viajar, para quedarnos en casa o en el parque de al lado.
Te quiero
para lo bueno pero te voy a necesitar en lo malo.
Te quiero
en el frio de invierno, en la alergia de primavera, en el infierno de verano y en la desnudez de otoño.
Te quiero
en Plasencia o en Antananarivo.
Te quiero
en la Tierra Media, en una galaxia muy lejana y en lo más alto de la torre más alta del mismísimo Hogwarts.
Te quiero
encima mia o debajo (prefiero encima, que me cansa menos).
Te quiero libre
pero te dejo escrita para siempre, como dice esa canción de Charly Efe que estoy seguro de que nunca has escuchado.
Te quiero
para esto y lo otro, pero sobretodo,
te quiero por y para siempre.

miércoles, 14 de mayo de 2014

La guerra de tus galaxias.

Estaba solo como Han hasta que llegaste como Leia, aunque no fueras una princesa de Alderaan. Yo, que soñaba con surcar el espacio a bordo del Halcón Milenario viajando a la velocidad de la luz apagada, acabé soltándote un te quiero en una de las lunas de Endor. Había recorrido galaxias muy, muy lejanas buscando planetas con dos soles hasta que descubrí que estabas en este, entonces me bastó con que hubiera un sol en el cielo y otro durmiendo en mi cama. Que se joda Tatooine.
Juntos haremos nuestra propia revolución contra el Imperio Galáctico esta noche; buscándole el lado bueno al lado oscuro de la fuerza que me atrae hasta tu pecho. Estrella de mi muerte, los besos de una nueva esperanza cuando estoy apunto de ser congelado en carbonita. Quiero pasar mi vida dando vueltas por tu cintura en el efecto gravitacional de tus caderas ¡Que caderas! Y aunque todas ahi fuera sean como un ejército de clones, tu eres única y camino perdido por tus pantanos de Dagobah; teniendo en cuenta que serías mi templo maldito si eso no fuera de otra película.
Y lo sé. Sé que odias Star Wars, que no has entendido nada de esto y que El retorno del jedi te la suda tanto como una nueva trilogía pero, mientras dormías, yo me enredé en jugar a La guerra de las galaxias entre los lunares de tu espalda.

domingo, 11 de mayo de 2014

La peor ciudad del mundo.

Harto de vivir en la peor ciudad del mundo decidí tomarme un tiempo y darle la vuelta al globo.
En Madrid había policías pegando a transeuntes que no habían hecho nada. Londres no ardía. En París no encontré el amor. Roma estaba llena de gente que intentaba imponer su religión a toda costa. En Atenas unos nazis maltrataban a los que no eran como ellos. No encontré la pintada de Aitana en el Muro a John Lennon de Praga. Berlín estaba lleno de carteles con la cara de Ángela Merkel. En Moscú tuve muchísimo frio, pero nadie que me diera calor.
Tibet no es libre. En Pekin había mucha gente pero faltaba Sergio con el megáfono para montar una manifa. En Tokyo no me dejaron comprar una katana auténtica. Ho Chi Minh ya no se llama Saigón y en mi hotel no se hospedaba el capitán Willard.
En Nueva York murió mi ídolo. En un colegio de Washington habían muerto 15 niños a manos de otro que tenía una pistola. Elvis dejó de cantarle a Las Vegas. Me hice fotos en la casa Kauffman de Pensilvania para darle envidia a Carolina. A Los Angeles siempre quise ir, pero no había cruzado el mar en tu compañia. Detroit había dejado de fabricar Cadillac's Eldorado. En Tijuana el sexo era pagando, el tequila no me gusta y la marihuana picaba en la garganta. Por el Malecón de La Habana no circulaban coches antiguos porque el bloqueo los tenía sin gasolina. En Kingston está enterrado Bob Marley. El aire de Buenos Aires estaba contaminado. En Rio de Janeiro se celebraba el mundial de fútbol, pero la gente seguía viviendo en fabelas.
No encontré a P. Sherman en la calle Wallaby 42 de Sidney. En Hawaii me hablaron del rey Kamehameha y me hizo gracia pero cuando visité Pearl Harbor lloré al ver que el Arizona sigue hundido.
El chocolate de Rabat estaba cortado con mierda. Sam ya no tocaba el piano en aquel club de Casablanca. No pude saltar en paracaídas sobre El Aaiún. En El Cairo ya nadie busca los grandes tesoros de poderosos faraones.
Quise ver el fin del mundo desde Finisterre y me llamaron loco. En Santander no encontré a mis amigos del campamento. Lloré en el Tibidabo de Barcelona escuchando Cadillac Solitario sin la rubia en el asiento de atrás. Volví a Madrid, la policía seguía pegando a gente que no había hecho nada y Sara tenía clase. En Campo de Criptana confundí molinos con gigantes y volvieron a llamarme loco. La devoción de la gente de Sevilla por la Semana Santa me agobió. Granada era preciosa, pero faltaba Paola. Me quedé sin dinero cuando unos monos de Gibraltar huyeron con mi cartera. Me prohibieron entrar en el teatro romano de Mérida. Pasé de largo por Badajoz. Antes de coger el tren en Cáceres quise ver a Estela pero se quedó dormida.
El día que llegué a Plasencia salí a tomar algo y te conocí. Siempre había pensado que vivía en la peor ciudad del mundo...

miércoles, 7 de mayo de 2014

Podría (cómo si leyeras)

Podría escribir los versos más tristes esta noche o describir lo que son cien años de soledad. Podría escribir la canción más bonita del mundo, el mejor poema que jamás hayáis escuchado o una historia interminable. Podría hablar sobre lo que el viento se llevó y lo que dejó cuando se fue.
Podría hacer todo eso, pero lo dudo. Yo sólo escribo por y para ella (que no me lee, que tampoco me escribe)

domingo, 4 de mayo de 2014

Plácidos domingos.

Venías a despertarme todos los domingos. Lo odiaba. Llamabas fuerte a mi puerta como si pretendieras tumbarla en cualquier momento. Entonces yo me levantaba cabreado, echando pestes contra ti mientras recorría el pasillo hacia la puerta y me limpiaba las legañas.
Te odiaba, estabas con tu preciosa y estúpida sonrisa de niña feliz cada domingo por la mañana lanzándote a mi cuello para morderme e intentar espabilarme, pero pasaba. Siempre tenía demasiada resaca Aún asi acababa en la cocina preparando Cola-cao para mi, café para ti mientras te sentabas en mi sofá y veías aquellos dibujos animados que yo odiaba (odio) porque no tenian a Goku haciéndole un kame-hame-ha a Peppa Pigg. Desayunábamos en el sofá, tu sentada encima mía haciendo lo posible para que me tirase el Cola-cao por encima o se deshiciera la galleta mientras la untaba. Y te volvía a odiar hasta que te acababas el café mirando la tele sin decirme nada, dejabas la taza en el suelo, me quitabas el vaso y te tirabas encima. Así todos los domingos. Siempre el mismo ritual, nuestra manía. Era tan necesario para nuestro existir como los dos o tres polvos que echábamos hasta que volvíamos a tener hambre. Entonces llamábamos al restaurante italiano que tiene las lasañas y los espaghetis carbonara que tanto amo, como a ti. Después de comer teníamos otra rutina, ver 'Los Vengadores' como yo hacía todos los domingos antes de que entrases en mi vida. Siempre te quedabas dormida en la misma parte: cuando Fury da el discurso. Te aburría y yo me enfadaba porque nunca eras capaz de acabar la película. Pero te lo perdonaba porque conseguías darle sentido a todos estos estúpidos domingos y yo me moría por salvar la Tierra para ti, aunque sinceramente me daba igual que se acabara el mundo si quedábamos tu y yo para vivirlo.

¿Recuerdas esos domingos? ¿No? Yo tampoco. Nunca llegaron a hacerse realidad, pero habría estado bien. Sólo se quedaron en un pensamiento más. Otro plan que mi imaginación perfeccionó una y otra vez para tener contigo la vida que quería. Sólo una ilusión perdida entre tantas.

martes, 29 de abril de 2014

Los lazos que nos unían.

Hace un par de dias pasaba por una calle cualquiera cuando recordé todo aquello. No sé cómo ni por qué, fue un flash. De repente miles de recuerdos se agolparon en mi mente sin permitir que me concentrara en cualquier otra cosa.
Recordé aquel verano de dias eternos, cuando sólo pasábamos por casa para comer y dormir mientras nuestros padres nos echaban en cara que no nos veían el pelo. Pasábamos las tardes en la piscina mirando tras unas RayBan falsas a aquellas chicas en bikini que nos parecían diosas, enamorándonos cada cuatro dias porque conocíamos a una mas guapa que la de el dia anterior.
Hablábamos de cambiar el mundo sin saber cómo coño hacerlo, del futuro que esperábamos y no tenemos, de la música que ya no hemos vuelto a escuchar. Hacíamos planes que nunca llegaron a cumplirse, como los sueños de ser los mejores toda la vida. Queríamos ir a conciertos y festivales, a fiestas, visitar planetas de una galaxia muy muy lejana; pero no salimos de aquel parque en el que agotabamos las últimas horas del dia mientras devorabamos bolsas de pipas Tijuana o Apetinas y los bancos nos tatuaban la marca de su respaldo.
Ahora todo es diferente. Las chicas de aquel verano ya no son diosas, los sitios que frecuentabamos están llenos de gente que me cae mal y los amigos de antes no me parecen tan buenos como entonces.

lunes, 28 de abril de 2014

Introducción a mi kaos.

¿Te han hablado de mi? Ni todo lo bueno es verdad ni todo lo malo es mentira.
Esta es la habitación más desordenada de la ciudad. Aqui no hay nada más que letras y basura cósmica. Bienvenidas sean las malas críticas, los insultos y las miradas con odio.