martes, 8 de marzo de 2016

Luchadora.

Me gustas cuando luchas
porque lates más fuerte;
no te quiero ausente y callada
en el poema quince de Neruda.
Me gusta cuando luchas
y tus ojos escupen el fuego
que arrasará y acabará
con los cimientos del patriarcado
que tantas veces
te he oído -y leído- criticar.
Me gusta porque no eres
ni una princesa, ni una dama,
y si lloras no eres débil
mas bien todo lo contrario.
Eres una guerrillera
que lleva lencería debajo de la armadura,
que dispara palabras afiladas
contra las injusticias sociales
y llegado el dia,
sabrás sacarte las castañas del fuego solita,
que para eso te enseñó tu madre
(a la que también quiero dedicarle este poema).
Exiges igualdad todos los días del año
y no necesitas un día internacional
para sentirte una mujer concienciada
para esto están los otros trescientos sesenta y cinco
-que este es bisiesto-
pero te escribo esto hoy,
ocho de marzo de dos mil dieciseis
a las cuatro y veinticinco de la tarde,
solo para que sepas que aunque tu sola
no puedas cambiar el mundo en dos dias
-si no es con muchas como tú
y a lo largo de mucho tiempo-
ya me has cambiado a mi,
en menos de un año
me has abierto los ojos
hacia un mundo donde tu lucha es la mía.

Y eso es una victoria,
la primera de muchas
siempre y cuando sigas gritando
LIBERTAD
por encima de las voces
que no se alzan
porque no eres el sexo débil,
no eres una cara bonita
sino un cerebro fuerte y libre.
Eres una mujer luchadora
y lo que yo celebro hoy,
es estar a tu lado.