martes, 21 de abril de 2015

Amanecer en Siberia.

Desperté aterrorizado y desnudo sobre una capa de hielo. No podía moverme, no podía abrir los ojos. ¿Cómo habría llegado allí? Intenté recordar lo que había hecho esa noche, pero nada. Solo sentía frío y no era capaz de concentrarme en nada más.
Me notaba los labios morados y los temblores recorrían mi cuerpo desde los dedos de los pies hasta el último pelo de la cabeza. Nunca había tenido tanto frío en mi vida.
Nevaba. Nevaba mucho y lo notaba. Si no me movía, la nieve enterraría mi cuerpo y esa sería mi tumba. Una tumba blanca que me mantendría como a Walt Disney.
Oí lobos aullar en la lejanía. Vaya, resulta que al final no iba a tener un descanso eterno sepultado por la nieve, sino que iba a ser el festín de un grupo de animales hambrientos, qué reconfortante.
De repente dejé de escuchar a los lobos, dejé de escuchar el rugido del viento. Solamente oía una voz en mi cabeza que me decía: Alberto, levántate.
Abre los ojos.
Venga, levántate.
Despierta.
¡DESPIERTA!
Y desperté. Desperté sobre un colchón que no era una capa de hielo, pero que me hacía seguir sintiendo el mismo frío. Desperté mientras empezaba a entrar el sol por mi ventana.
La cama estaba vacía y congelada. No vuelvas a irte de madrugada. 
Amanecer sin ti es despertar en Siberia.

miércoles, 15 de abril de 2015

Obra de arte.

Aquella chica era un cielo
nublado,
por eso, sus mejores fotos
estaban en blanco y negro.

Yo soñaba con follarmela
entre folios,
lienzos
y carboncillos.

Que me convirtiera
en una obra de arte
porque era una artista
recién salida
de algún barrio vanguardista
de París.

Bebía mucho,
muchísimo,
demasiado;
tanto que, a veces
y a besos,
me emborrachaba a mi.

Me escribía cartas
que nunca leí
escritas en el papel mojado
de las lágrimas
que nunca quise ver.

Ella era una artista
y pintaba mi espalda
de rojo sangre
con el pincel de sus labios cortados.

Yo solo era un escritor
frustrado
y le dedicaba poemas
mientras soñaba
con versos
en el filo de su cuello.

miércoles, 8 de abril de 2015

De película.

Todo fue muy de cine.
La taquilla donde la vi por primera vez,
nuestra primera conversación,
las mil pelis que quise ver con ella
y las palomitas que no nos comimos a medias.


Pero en este final no soy el bueno;
el bueno se queda a la chica
y a mi la chica me ha dejado por otro.
Supongo que seré el malo, o el feo
-espero no ser el feo-


Ahora ella tiene otro señor de los anillos
de compromiso,
alguien que no sabe jugar a La guerra de las galaxias
entre los lunares de su espalda.
¿y yo qué?
perdiendo otra vez en los juegos del hambre
que me da no tener sus besos.



Todo fue muy de cine.

Sin banda sonora.

Sin guión.

Sin segunda parte.

Sin un final lleno de amor,

solo versos

y esas dos palabras

que no pueden faltar en una superproducción

THE END.