miércoles, 28 de mayo de 2014

Algún día.

Algún día abrirás los ojos y descubrirás las miles de señales que te he escondido entre líneas. Algún día sabrás lo mucho que te quise sin apenas conocerte. Ese día diluviará sobre tu ventana y las tormentas imaginarias se harán realidad. Saldrás a la calle sin paraguas y cuando la primera gota de agua caiga sobre tu cara, recordarás que un día existí yo, que quería darte lo mejor del mundo.
Algún día abrirás los ojos y descubrirás lo mucho que me echas de menos; para ese día procuraré estar lejos de ti pero llámame. Volveré corriendo.

domingo, 25 de mayo de 2014

Extremoduro.

Se abrió un claro entre los focos y Dios salió de un contenedor industrial para darnos el mayor espectáculo de nuestras vidas.
Es difícil describir con palabras lo que transmite Roberto Iniesta Ojea sobre un escenario, pero supongo que me toca intentarlo.
Dieciséis mil personas hicimos ayer de un concierto nuestra final de la Champions personal. Haciendo de cada canción un himno. Con Robe cómo eterno capitán y Uoho cubriéndole las espaldas. Grandes Extremoduro y niños nosotros, mirándoles emocionados a través de unos ojos brillantes cómo si fuera la cabalgata del dia de reyes. Reyes del rock español y el Rey de Extremadura arropado por sus paisanos que le pedían Extremaydura (A mi el animal que más me gusta sois vosotros, nos dijo) 
Ensanchamos el alma para recibir cada una de las palabras que emitían las cuerdas vocales del Robe "Vosotros ya sabéis, que estáis en un país libre, podéis hacer lo que queráis. Eso sí, que no os vean." y lo que en ese momento queríamos era vivir la mejor noche de nuestra vida, cosa que conseguimos gracias a ellos y a los amigos que nos rodeaban, porque aparte de ver a mi grupo favorito, lo hice con mis mejores amigos y eso es inmejorable.
Con un "¿Donde están mis amigos?", Robe nos dio la sorpresa de la noche tocando la las andanzas de Pepe Botika que valía por todos los clásicos que se quedaron fuera del repertorio (Bribriblibli, Deltoya, A fuego, Quemando tus recuerdos y mi queridísima Hoguera fueron de las que mas eché en falta) y puesto a hablar de clásicos: empecé a sudar con Sol de invierno; lloré con La vereda de la puerta de atrás; me desgarré la garganta en Salir; volví a llorar con Jesucristo García y salté cómo nunca con Puta. Más que puta.
Extremoduro, leyenda viva del rock nacional. Roberto Iniesta, paisano, nacido en una de esas ciudades (era de Plasencia, me parece que decía) de las que nadie espera que vaya a salir un poeta o el mejor músico del rock urbano español (con el permiso de Rosendo). Nosotros, jóvenes que nos hemos criado con Extremoduro les estábamos viendo por primera o segunda vez (espero que tengamos mas posibilidades) Cáceres, el lugar elegido para dar un paso más en nuestro camino de las utopías. Así fue cómo todos juntos cómo hermanos repartimos amores, lágrimas, sonrisas y salimos de aquel estadio abrazándonos, celebrando la mejor noche de nuestras vidas.

miércoles, 21 de mayo de 2014

Tipos duros.

Me movía por la ciudad como quien va saltando de una mina antipersona a otra sin que le exploten, creyéndome el rey del mundo. Asi me sentía. Caminaba por las calles parando balas con el pecho y te juro por Dios (o por la divinidad en la que creamos los tipos cómo yo) que si aquellos días hubiera llevado capa roja habría echado a volar.
Me sentía un tipo duro, con la sonrisa de Bruce Willis; un intocable. Creía poder comerme el mundo entero en el Colacao del desayuno. Nadie iba a poder conmigo, era un puto superhéroe y tenía a mi chica esperándome para ir convertir toda la ciudad en cenizas.
O por lo menos así me hacías sentir.

(Al final las minas antipersona si explotaron; las balas no se paraban en mi pecho y entraban hasta adentro; no volé, yo no era Superman; y ella desapareció, haciéndome sentir cómo el tipo duro más blando del mundo.)

domingo, 18 de mayo de 2014

De errores y portazos.

Saliste del piso dando un portazo y con la maleta en la mano. Sabía de sobra que no ibas a volver. Supongo que, aquella noche de abril, nuestros orgullos se enfrentaron en una batalla de resistencia y al final ganó el tuyo.
Te enfadaste por mis malos modos o por mis respuestas bordes o por mi falta de romanticismo o quizás por mil cosas mas; soy experto en dar motivos. Motivos para que me quieran, motivos para que me odien, motivos para que piensen que soy lo mejor del mundo y si, también motivos para que me dejen con un portazo como punto y final a una conversación a voces.
A lo mejor ahora tienes novio nuevo y vida nueva, a lo mejor vives en Madrid o en Barcelona o en Londres. Siempre quisiste ir más allá de una ciudad de 40.000 habitantes y yo te lo impedía. Pero conoces mis razones porque te las expliqué mil veces: no sería capaz de escribir nada en condiciones sin tener cerca el rumor del Jerte o las pelusas de los chopos en primavera, cómo tampoco soy capaz de escribir si no estás aqui. Esto es una excepción.
¿Sabes? Aún siguen los platos de aquella última cena puestos sobre la mesa y en el equipo de música la última canción que sonaba antes de que tus voces se elevaran por encima (Extremoduro; Yo, minoría absoluta; La vereda de la puerta de atrás; minuto 2:12). Aún siguen tus cajones abiertos y nuestras fotos clavadas en la pared. Aún sigue tu recuerdo en mi cabeza; el recuerdo de tus besos, de tus abrazos, de tus caricias, de tus orgasmos, de tus mamadas. Todo, tia.
Todo sigue igual, Excepto yo. Excepto mi corazón que es siniestro total, como aquel grupo que nunca llegaste a entender. Seguro que si me agitas sueno a roto por dentro o como el sonajero que no compramos para el hijo que no tuvimos. No sé cómo estarás tú, no sé si me echarás de menos o si piensas que fui el mayor error de tu vida. Ese error que no supo darte todos los lujos que querías aunque si supe darte un amor mediocre para alguien tan inconformista.
No he vuelto a salir con nadie desde que te fuiste. No cojo el teléfono a mis amigos y tampoco contesto a los mensajes de las chicas. Después de ti todo me parece insuficiente.
No sé si algún dia leerás esto o volveremos a vernos, a lo mejor alguien lo convierte en una canción y lo escuchas cualquier noche de fiesta sin querer. Para entonces espero que sepas que te quiero y que cada día sin ti se me hace largo como un invierno sin chimenea.*





















*Nota del autor: Igual esto está un poco exagerado y ella no se fue asi; igual todo sucedió por WhatsApp y no fue tan romántico; igual no la quise tanto (o si); igual no fue culpa mia; igual no echo de menos sus mamadas porque no me la chupó nunca; igual nunca se fue porque nunca estuvo del todo.
Vosotros pensad lo que queráis, yo os dejo decidir.

jueves, 15 de mayo de 2014

Para esto y lo otro.

Te quiero
para el dia en el que se acabe el mundo y para cuando empecemos con el nuestro.
Te quiero
para ver películas juntos y ofrecerte palomitas hasta que no puedas comer más.
Te quiero
para viajar, para quedarnos en casa o en el parque de al lado.
Te quiero
para lo bueno pero te voy a necesitar en lo malo.
Te quiero
en el frio de invierno, en la alergia de primavera, en el infierno de verano y en la desnudez de otoño.
Te quiero
en Plasencia o en Antananarivo.
Te quiero
en la Tierra Media, en una galaxia muy lejana y en lo más alto de la torre más alta del mismísimo Hogwarts.
Te quiero
encima mia o debajo (prefiero encima, que me cansa menos).
Te quiero libre
pero te dejo escrita para siempre, como dice esa canción de Charly Efe que estoy seguro de que nunca has escuchado.
Te quiero
para esto y lo otro, pero sobretodo,
te quiero por y para siempre.

miércoles, 14 de mayo de 2014

La guerra de tus galaxias.

Estaba solo como Han hasta que llegaste como Leia, aunque no fueras una princesa de Alderaan. Yo, que soñaba con surcar el espacio a bordo del Halcón Milenario viajando a la velocidad de la luz apagada, acabé soltándote un te quiero en una de las lunas de Endor. Había recorrido galaxias muy, muy lejanas buscando planetas con dos soles hasta que descubrí que estabas en este, entonces me bastó con que hubiera un sol en el cielo y otro durmiendo en mi cama. Que se joda Tatooine.
Juntos haremos nuestra propia revolución contra el Imperio Galáctico esta noche; buscándole el lado bueno al lado oscuro de la fuerza que me atrae hasta tu pecho. Estrella de mi muerte, los besos de una nueva esperanza cuando estoy apunto de ser congelado en carbonita. Quiero pasar mi vida dando vueltas por tu cintura en el efecto gravitacional de tus caderas ¡Que caderas! Y aunque todas ahi fuera sean como un ejército de clones, tu eres única y camino perdido por tus pantanos de Dagobah; teniendo en cuenta que serías mi templo maldito si eso no fuera de otra película.
Y lo sé. Sé que odias Star Wars, que no has entendido nada de esto y que El retorno del jedi te la suda tanto como una nueva trilogía pero, mientras dormías, yo me enredé en jugar a La guerra de las galaxias entre los lunares de tu espalda.

domingo, 11 de mayo de 2014

La peor ciudad del mundo.

Harto de vivir en la peor ciudad del mundo decidí tomarme un tiempo y darle la vuelta al globo.
En Madrid había policías pegando a transeuntes que no habían hecho nada. Londres no ardía. En París no encontré el amor. Roma estaba llena de gente que intentaba imponer su religión a toda costa. En Atenas unos nazis maltrataban a los que no eran como ellos. No encontré la pintada de Aitana en el Muro a John Lennon de Praga. Berlín estaba lleno de carteles con la cara de Ángela Merkel. En Moscú tuve muchísimo frio, pero nadie que me diera calor.
Tibet no es libre. En Pekin había mucha gente pero faltaba Sergio con el megáfono para montar una manifa. En Tokyo no me dejaron comprar una katana auténtica. Ho Chi Minh ya no se llama Saigón y en mi hotel no se hospedaba el capitán Willard.
En Nueva York murió mi ídolo. En un colegio de Washington habían muerto 15 niños a manos de otro que tenía una pistola. Elvis dejó de cantarle a Las Vegas. Me hice fotos en la casa Kauffman de Pensilvania para darle envidia a Carolina. A Los Angeles siempre quise ir, pero no había cruzado el mar en tu compañia. Detroit había dejado de fabricar Cadillac's Eldorado. En Tijuana el sexo era pagando, el tequila no me gusta y la marihuana picaba en la garganta. Por el Malecón de La Habana no circulaban coches antiguos porque el bloqueo los tenía sin gasolina. En Kingston está enterrado Bob Marley. El aire de Buenos Aires estaba contaminado. En Rio de Janeiro se celebraba el mundial de fútbol, pero la gente seguía viviendo en fabelas.
No encontré a P. Sherman en la calle Wallaby 42 de Sidney. En Hawaii me hablaron del rey Kamehameha y me hizo gracia pero cuando visité Pearl Harbor lloré al ver que el Arizona sigue hundido.
El chocolate de Rabat estaba cortado con mierda. Sam ya no tocaba el piano en aquel club de Casablanca. No pude saltar en paracaídas sobre El Aaiún. En El Cairo ya nadie busca los grandes tesoros de poderosos faraones.
Quise ver el fin del mundo desde Finisterre y me llamaron loco. En Santander no encontré a mis amigos del campamento. Lloré en el Tibidabo de Barcelona escuchando Cadillac Solitario sin la rubia en el asiento de atrás. Volví a Madrid, la policía seguía pegando a gente que no había hecho nada y Sara tenía clase. En Campo de Criptana confundí molinos con gigantes y volvieron a llamarme loco. La devoción de la gente de Sevilla por la Semana Santa me agobió. Granada era preciosa, pero faltaba Paola. Me quedé sin dinero cuando unos monos de Gibraltar huyeron con mi cartera. Me prohibieron entrar en el teatro romano de Mérida. Pasé de largo por Badajoz. Antes de coger el tren en Cáceres quise ver a Estela pero se quedó dormida.
El día que llegué a Plasencia salí a tomar algo y te conocí. Siempre había pensado que vivía en la peor ciudad del mundo...

miércoles, 7 de mayo de 2014

Podría (cómo si leyeras)

Podría escribir los versos más tristes esta noche o describir lo que son cien años de soledad. Podría escribir la canción más bonita del mundo, el mejor poema que jamás hayáis escuchado o una historia interminable. Podría hablar sobre lo que el viento se llevó y lo que dejó cuando se fue.
Podría hacer todo eso, pero lo dudo. Yo sólo escribo por y para ella (que no me lee, que tampoco me escribe)

domingo, 4 de mayo de 2014

Plácidos domingos.

Venías a despertarme todos los domingos. Lo odiaba. Llamabas fuerte a mi puerta como si pretendieras tumbarla en cualquier momento. Entonces yo me levantaba cabreado, echando pestes contra ti mientras recorría el pasillo hacia la puerta y me limpiaba las legañas.
Te odiaba, estabas con tu preciosa y estúpida sonrisa de niña feliz cada domingo por la mañana lanzándote a mi cuello para morderme e intentar espabilarme, pero pasaba. Siempre tenía demasiada resaca Aún asi acababa en la cocina preparando Cola-cao para mi, café para ti mientras te sentabas en mi sofá y veías aquellos dibujos animados que yo odiaba (odio) porque no tenian a Goku haciéndole un kame-hame-ha a Peppa Pigg. Desayunábamos en el sofá, tu sentada encima mía haciendo lo posible para que me tirase el Cola-cao por encima o se deshiciera la galleta mientras la untaba. Y te volvía a odiar hasta que te acababas el café mirando la tele sin decirme nada, dejabas la taza en el suelo, me quitabas el vaso y te tirabas encima. Así todos los domingos. Siempre el mismo ritual, nuestra manía. Era tan necesario para nuestro existir como los dos o tres polvos que echábamos hasta que volvíamos a tener hambre. Entonces llamábamos al restaurante italiano que tiene las lasañas y los espaghetis carbonara que tanto amo, como a ti. Después de comer teníamos otra rutina, ver 'Los Vengadores' como yo hacía todos los domingos antes de que entrases en mi vida. Siempre te quedabas dormida en la misma parte: cuando Fury da el discurso. Te aburría y yo me enfadaba porque nunca eras capaz de acabar la película. Pero te lo perdonaba porque conseguías darle sentido a todos estos estúpidos domingos y yo me moría por salvar la Tierra para ti, aunque sinceramente me daba igual que se acabara el mundo si quedábamos tu y yo para vivirlo.

¿Recuerdas esos domingos? ¿No? Yo tampoco. Nunca llegaron a hacerse realidad, pero habría estado bien. Sólo se quedaron en un pensamiento más. Otro plan que mi imaginación perfeccionó una y otra vez para tener contigo la vida que quería. Sólo una ilusión perdida entre tantas.