miércoles, 21 de mayo de 2014

Tipos duros.

Me movía por la ciudad como quien va saltando de una mina antipersona a otra sin que le exploten, creyéndome el rey del mundo. Asi me sentía. Caminaba por las calles parando balas con el pecho y te juro por Dios (o por la divinidad en la que creamos los tipos cómo yo) que si aquellos días hubiera llevado capa roja habría echado a volar.
Me sentía un tipo duro, con la sonrisa de Bruce Willis; un intocable. Creía poder comerme el mundo entero en el Colacao del desayuno. Nadie iba a poder conmigo, era un puto superhéroe y tenía a mi chica esperándome para ir convertir toda la ciudad en cenizas.
O por lo menos así me hacías sentir.

(Al final las minas antipersona si explotaron; las balas no se paraban en mi pecho y entraban hasta adentro; no volé, yo no era Superman; y ella desapareció, haciéndome sentir cómo el tipo duro más blando del mundo.)

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