miércoles, 15 de abril de 2015

Obra de arte.

Aquella chica era un cielo
nublado,
por eso, sus mejores fotos
estaban en blanco y negro.

Yo soñaba con follarmela
entre folios,
lienzos
y carboncillos.

Que me convirtiera
en una obra de arte
porque era una artista
recién salida
de algún barrio vanguardista
de París.

Bebía mucho,
muchísimo,
demasiado;
tanto que, a veces
y a besos,
me emborrachaba a mi.

Me escribía cartas
que nunca leí
escritas en el papel mojado
de las lágrimas
que nunca quise ver.

Ella era una artista
y pintaba mi espalda
de rojo sangre
con el pincel de sus labios cortados.

Yo solo era un escritor
frustrado
y le dedicaba poemas
mientras soñaba
con versos
en el filo de su cuello.

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