domingo, 8 de junio de 2014

La radio de la cocina.

Me bebo el Colacao a tragos cortos mientras, de pie, miro los platos sucios a través de unos ojos con legañas. Los grumos me hacen toser mientras, en la radio de la cocina, suenan canciones pop: letras banales pero increíblemente pegadizas de las que invitan a pensar. Porque vale, los 11:44 minutos que dura el Segundo movimiento de La ley innata (Lo de fuera) te hacen replantearte la vida pero los casi 4 minutos de Rosas también te llegan un domingo y eso que yo nunca he sido muy de La oreja de Vang Gogh. Será la resaca.
Resaca... tal vez ella tenga la culpa de que el Colacao me sepa a puta mierda; al igual que el kalimotxo de anoche tendrá la culpa de que me haya pasado media hora sentado en la taza del váter. Ya sabéis. Anoche fue de estas de ponerle cara de otra a la tia que me estaba besando, de caricias por encima de un sujetador y debajo de unas bragas, de follar sin protección o amar sin amor.
Los sábados son así, sales con tus amigos a pasarlo guay pero te descuelgas... acabas con una desconocida en cualquier portal y mientras la miras a los ojos con los pantalones bajados estas pensando en como pasar de su culo cuando acabes. Y lo harás por despecho, por culpa de quien te partió lo de dentro o será por ser un cabrón. Quien lo entienda que me lo explique.
Y es que las canciones pop nunca hablan de eso, ni lo harán. La gente prefiere escuchar historias perfectas en vez de turbulentos encuentros de sábado noche y adiós, muy buenas, ha sido un polvo de la hostia pero estoy enamorado de una que estará enamorado de otro. O vete tú a saber.
Te pueden venir a la cabeza muchas cosas escuchando Kiss FM en la radio de la cocina mientras te bebes un Colacao caliente cualquier domingo con resaca de kalimotxo... Ahora suena Amaral y eso, que yo esta noche sólo muero por mi.*








*NOTA DEL AUTOR: Esta es una historia TOTALMENTE ficticia. Cómo dice la Canción del valor "el mejor poeta se muere por decir una palabra soez", el que escribe las canciones de La oreja de Van Gogh envidia al Robe por poder hacer una canción de amor que se llama Puta y yo les envidio a todos ellos porque escriben mejor que yo. Sabed que a veces me canso de escribir preciosas historias de amor que nunca he vivido y escribo una historia de no-amor que tampoco he vivido. Pero bueno, escribir ficción también es escribir puesto qué detrás de cada mentira hay una realidad (y un par de amigos diciéndote que no escribes cómo hablas).

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