domingo, 1 de junio de 2014

Gatos negros (otra vez lo mismo)

A veces me estrechabas entre tus brazos mientras decías que me medio querías y, por primera vez en mi vida, me sentía afortunado. De eso ya hace tiempo. Ahora... ahora estoy viendo amanecer sin ti, desde la esquina de mi calle, y a mi fortuna se le siguen cruzando gatos negros.
Y eso tía, que te piraste y yo lo he escrito mil veces y otras mil que me quedan. Se jodieron todos los  pactos no escritos, te fuiste muy lejos. Lejos de los planes que no nos dio tiempo a cumplir. Tan lejos que nos separan calles, barrios, ciudades, montañas, kilómetros de carreteras, siete mares, un par de planetas y unas cuantas galaxias muy lejanas.
¿Sabes? Siempre me gustaron las tias con carácter. Las que te tiran los platos a la cabeza en una discusión, las del tortazo y el beso. Las que son como tú aunque tú no seas como ninguna. Y sabes de sobra lo mucho que te echo de menos, lo sabes desde que escribí que me habías dejado pegando un portazo mientras sonaba 'La vereda de la puerta de atrás'. Si, esa historia que exageré hasta el punto de quedar perfecta, con todo su dolor y su rabia, con todo mi dolor y mi rabia.
Pero cada vez escribo peor y cuando escribo algo bueno presiento que estoy desperdiciando el poco talento que tengo en algo que no me acerca a nada, que no me acerca a ti. Cuando cada letra que escribo es un paso más lejos de todos los lugares a los que quiero llegar. Así es esto, así es este desastre.
Y ahora que lees estas líneas, que vuelvo a escribir por ti, deberías saber que te esperaré siempre porque fuiste demasiado para mí. Porque estabas entre mis brazos mientras yo te miraba y me preguntaba qué coño hacía una chica como tú con un tío como este; y ahora todo este desastre de tío, todo lo bueno que puede haber dentro de mi, te necesita por haber sido todo lo bueno que en su dia tuve (aunque no te lo creas, aunque no sepas por qué, aunque aún sigas sin creertelo).

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