miércoles, 12 de noviembre de 2014

Viviendo de ojalás.

Ojalá un pico de heroína circulando por todas las venas, arterias y capilares de mi cuerpo.
O una raya de speed para pasar las noches en vela.
O un tiro de coca que alivie todo este dolor.
O unas caladas a un porro que me evadan del mundo.
O metadona para superar el síndrome de abstinencia que me has dejado.

Ojalá una reyerta donde vuelen las sillas y las botellas para que, ciego de adrenalina, le pegue un navajazo en los riñones al primer imbécil que se ponga por delante.
O una pelea para partirle la cara al tio al que escribes.

Ojalá una borrachera para olvidarte y amanecer con resaca (pero sin ti) en cualquier portal de tu calle.

Ojalá un polvo de una noche con una desconocida para ponerle tu cara, aunque sus labios no sean los tuyos.

Ojalá tu saliva circulando por todas las venas, arterias y capilares de mi cuerpo.
Ojalá pasar las noches en vela con tus besos.
Ojalá tus caricias aliviando todo este dolor.
Ojalá tu compañía para evadirme del mundo.
Ojalá vuelvas y se acabe de una puta vez este mono.
Ojalá me claves las uñas en los riñones, ciega de adrenalina.
Ojalá sea yo a quien escribas.
Ojalá despertarme en tu cama, sin resaca y a tu lado.
Ojalá me folles todos los días como si fuera la segunda vez.

Porque quién necesita
drogas,
peleas,
alcohol
o sexo ocasional
teniéndote a ti;
que transmites
todas sus sensaciones
a la vez.

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