domingo, 19 de octubre de 2014

Mi desastre favorito.

Fuiste mi catástrofe frustrada, el volcán apagado que nunca hizo estallar mis venas. Eras el riesgo constante, las señales inequívocas que preceden un desastre. Mi desastre favorito. Desapareciste con una maleta, un billete de avión y la promesa de un puñado de besos en una noche de San Juan pero en el viaje de ida olvidaste los besos, las promesas y en el de vuelta te olvidaste de mi cómo yo me olvidé de ti. Los dos nos olvidamos.
Hoy te estoy volviendo a recordar después de emborracharme entre tus ojos, drogarme con el roce de tu cuerpo y soñar con leer en braille cada una de tus páginas. Palabra por palabra, lunar por lunar, beso por beso. Quiero que vuelvas, que no vuelvas a caminar sola, que aquellos meses vuelvan a ser nuestros aunque el invierno esté llamando a la puerta.

Quiero sentir tu rabia, besarte el alma, leerte en braille y hacerte soñar despierta.
Quiero que vuelvas, que la lluvia haga que sea Londres en Plasencia, masturbarte los cinco sentidos y secar tus lágrimas (aunque no las tengas)

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