lunes, 25 de mayo de 2015

Rascacielos.

Dices que no me quieres
pero ahí, entre beso y sonrisa,
sé que estas mintiendo.
Te aprietas fuerte contra mi
clavando en mi pecho esos ojos negros
y el reloj gira a la velocidad del vértigo
que produce asomarse a tu escote.
Eres desastre irreparable,
eres melena anarquista,
piernas de rascacielos, 
eres la balada que suena
cuando mi corazón-bomba explota.
Te abres de piernas
cuando se cierran las puertas del cielo
¿Pero sabes qué? 
Que me la suda.
¿Quien coño necesita un cielo
si ahora tú eres lo único que veo 
cuando miro hacia arriba?

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