miércoles, 18 de marzo de 2015

Rabia, odio.

Lo confieso. Siento rabia cuando te veo con otro. Rabia. Odio. Celos.
Siento como si un dragón viviera dentro de mi y escupiese fuego en mi estómago. Un fuego que yo no puedo escupir a la cara del imbécil que te tiene cogida por la cintura. Es frustrante.
Siento rabia cuando te veo con otro. Rabia. Odio. Celos. Envidia.
Envidia de que le mires como deberías mirarme a mi, de que te acaricie, de que le susurres te quieros al oido, de que te folle como debería estar haciéndolo yo (aunque en la puta vida ese payaso te va a follar como yo); y si te pone el anillo, juro por Dios que tu boda será peor que la de Kill Bill.
Siento rabia y me siento imbécil por no saber controlarme. No quiero ser ese animal confuso preso de sus instintos que solo quiere atacar para defender lo - que cree - que es suyo.
Pero ya está bien; quiero matar al dragón, quiero dejar de ser un animal lleno de rabia y quiero partirle la cabeza al imbécil que duerme a tu lado.

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